miércoles, 22 de septiembre de 2010

El joven Hércules

Cuando Hércules creció se convirtió en un gran guerrero. Su padre le puso los mejores maestros de arco, carros de carrera, lucha... También el maestro Lino le enseñó poesía y música (o al menos lo intentó) porque una vez que le tuvo que llamar la atención a Hércules (era este bastante duro para las artes), se levantó partiéndole en la cabeza la lira a su maestro, con lo cual finalizaron este tipo de lecciones...
Una vez, Hércules quiso cazar un león que estaba causando estragos en los rebaños de su padre. Lo comenzó a seguir y este le condujo hasta el palacio de Tespio. Y se alojó allí esperando el momento de poder darle caza. Hércules se pasaba los días buscando al animal y durante la noche se alojaba en el palacio a la espera del próximo día y de una mejor suerte. (La primera noche, mientras estaba acostado, sintió que había alguien en un rincón de su cama, era una de las cincuenta hijas de Tespio. Al verla, la invitó a dormir con él no sin antes hacerle el amor.) Por las mañanas, siguió saliendo de cacería volviendo de nuevo cada anochecer con las manos vacías. (La segunda noche, al acostarse, volvió a sentir a alguien en su cama... Pensando que era la misma hija con la que había pasado la noche anterior, la volvió a invitar a su lecho... Sin embargo, esta era la segunda de las cincuenta hijas de Tespio, aunque él no se apercibió porque la habitación estaba a oscuras.) Estuvo cincuenta días, intentando dar caza al león durante el día (y durmiendo cada noche con una hija diferente de Tespio). En la noche 51, no se encontró a nadie en su cama, y durmió solo, pero en la mañana, cuando salió de nuevo a dar caza al león, esta vez tuvo éxito, matándolo de un flechazo, sacándole la piel y vistiéndose con ella. Este sería su atuendo habitual. En cuanto a las cincuenta hijas de Tespio: todas quedaron embarazadas y todas dieron a luz un varón.
Otra de las hazañas de Hércules se llevó a cabo contra el rey Ergino. En el pasado, Ergino había vencido en una guerra a Tebas motivo por el cual le había impuesto a la ciudad el pago de un tributo de cien vacas anuales durante veinte años. Cierta vez fueron los vaqueros de Ergino a recolectar su tributo anual, pero esta vez quien los recibió fue Hércules, disfrazado de león, que les cortó las orejas, la nariz y las manos, pendiéndoselas a cada uno, y enviándolos de nuevo a su reino con el mensaje para Ergino de que esas serian sus vacas de ese año. Ergino se enfureció tanto que salió con su ejercito con la intención de atacar Tebas. Pero Atenea (Minerva) proveyó de armas a los tebanos y con Hércules a la cabeza vencieron a las tropas de Ergino.

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